05.04.2021

Prendidxs fuego: bosques quemados y organización autónoma

Por Florencia Yanniello | @fyanniello

Escribo desde la Patagonia carbonizada. Escribo en marzo de 2021, a pocos días del incendio sin precedentes que afectó a nuestros habitantes y bosques de la Comarca Andina. Las imágenes son atroces y los testimonios, desgarradores.

Quienes habitamos esta región conocemos las consecuencias de los incendios, ya los padecimos otras veces. Sabemos lo que tarda un bosque en recuperarse y que posiblemente no nos alcance la vida para volverlo a ver radiante y verde como lo conocimos. Esta vez, además, se quemaron muchas casas. El fuego de manera violenta y precipitada devoró viviendas y chacras de muchísimas familias.

Quienes habitamos estos territorios tenemos un sentido de pertenencia muy fuerte a las montañas, los bosques, los ríos y los lagos. Son nuestra casa, intentamos vivir en armonía con toda esta naturaleza que nos rodea y que siempre, siempre está amenazada por intereses corporativos.

En estos últimos meses el pueblo de Chubut venía movilizado por el proyecto de zonificación minera que quieren imponer para poder implementar la megaminería a cielo abierto. Un lobby de décadas, que viene siendo resistido por la comunidad con grandes movilizaciones, plebiscitos e iniciativas populares. Chubut ya estaba prendido fuego, en sentido figurado. Ahora se prendió fuego en sentido literal. Hace meses que lxs trabajadorxs estatales no cobran sus sueldos. La provincia vive una profunda crisis económica y social y las presiones para habilitar la megaminería son cada vez mayores.

La Patagonia tiene una larga tradición de lucha, que se inicia con las resistencias indígenas a las invasiones occidentales, que continúa con las revueltas anarquistas de principios del Siglo XX y llega a las últimas décadas, en donde los pueblos se levantaron para decirle NO a la megaminería, a las plantas nucleares, al fracking y a cualquier forma de extractivismo sobre los territorios.

Estos colectivos a lo largo de la historia de nuestro sur se caracterizaron por ser asamblearios y horizontales y, sobre todo, autónomos. Hablo de la autonomía, de esa capacidad de no depender de nadie para actuar, de no estar condicionadxs por nada, de no subordinarse. Así elegimos construir desde varios espacios asamblearios relacionados al tema ambiental.

En medio de tanto movimiento y crisis, las redes de resistencia se multiplican. Y también sucede, como en muchos otros momentos históricos, que los partidos políticos y las figuras públicas oportunistas pretenden acaparar el tema ambiental como quien no quiere quedar afuera de una nueva tendencia en la moda. Pero también somos muchxs lxs que luchamos por estas causas desde hace tiempo y que no avalamos esas maneras verticalistas de construir.

Hace algunos meses surgió el Espacio Asambleario Autónomo de Río Negro, una organización horizontal, apartidaria, intercultural, en lucha frente al colonialismo, al extractivismo y al capitalismo con autonomía, autogestión y apoyo mutuo. Está conformada por la Asamblea Comarcal Contra el Saqueo, la Asamblea Permanente del Comahue por el Agua de Allen, el Espacio de Articulación Mapuche y Construcción Política, la Organización Ecologista Piuke de Bariloche, la Sociedad Ecológica Regional de El Bolsón, el Colectivo Tinta Verde y Vecinxs Autoconvocadxs integrantes de la Unión de Asambleas de Comunidades (UAC) y la Unión de Asambleas Patagónicas (UAP).

Muchas de estas organizaciones en estos momentos están abocadas a la emergencia generada por los incendios, trabajando de manera autogestiva -porque el Estado una vez más llegó tarde- para apagar los focos, hacer guardias de cenizas y ayudar a las familias perjudicadas, mientras que paralelo siguen en vigilia, atentxs a que no se apruebe la zonificación minera.

Así vivimos estos tiempos por aquí. Sin bajar la guardia y gritando a los cuatro vientos que ni nuestros bosques, ni nosotrxs somos zonas de sacrificio.

Publicado en el fanzine SAKEO, de la editorial Bicicleta Negra

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